Si tuviera qué mi vida en una palabra reducir, sería autoBOOM... Sí, BOOM como en las historietas al producirse una explosión.
Ciertamente mi vida es más que una palabra, la vida de cualquier persona es más que una palabra. No obstante la mía siempre acaba en autoBOOM.
Estoy seguro de no ser el único y es que aunque no conozca a otra persona que guste de los finales autoBOOM, me niego a creer ser la única persona que disfruta arruinar lo que ha creado.
De hecho recuerdo que de niño disfrutaba construir castillos con mis legos y crear historias en ellos. Lo disfrutaba casi tanto como destruirlos y mi desastre recoger… un niño ordenado me hicieron mis padres creer que era. Pero hoy al pensar en ello creo que no era así, sino que al igual que hoy disfruto crear, destrozar en BOOM y luego volver a construir.
Resulta interesante el descubrir que a pesar de tener manía a construir, destruir y volver a construir, siempre hay piezas que repito, torres que construyo igual y patrones de colores que no pueden faltar…
Si pudiera escribiría un libro, el libro que cualquier blond, sínico, mean boy, interesado... Debería leer, pero no soy escritor, solo jugador. En este escrito se albergarían muchos nombres con historias, las cuáles terminarían siempre en autoBOOM.
Un niño es lo que soy, juguetón como nadie más y adicto a destruir lo que me cuesta construir, adicto a probar mi capacidad. Y por todo lo anterior debo admitir que a veces temo de no poderme levantar después del BOOM escuchar…